Algunas conclusiones de mi tesis de grado (tesis degrado)
Un
recurso narrativo que ayuda a mantener las relaciones de poder y que parece
invisible, dado que está validado socialmente. Esto es el discurso de
“objetividad”. Ese que nos habla del relato de hechos que efectivamente
ocurrieron. La descripción de éstos, explicados como “cosas” que son tan
tangibles como los hechos concretos, como “objetos”. Sucesos efectivos y
comprobables. Esta idea es heredera de la influencia que hasta el día de hoy el
positivismo dejó en las ciencias sociales, y que encuentra un vivo ejemplo de
su “ideal cientificista” en el periodismo, el cual en su vertiente informativa,
en el género informativo toma esta objetividad para validarse. Recordemos que
el género de opinión en el periodismo es más antiguo que el informativo.
La
razón, es que el segundo responde a un tiempo histórico donde el proceso
ilustrado estaba en pleno auge, mientras que el primero cuando aún no se
asimilaba por la población. Mientras que antes de la revolución francesa y la
aparición de la prensa del proyecto modernista, la subjetividad estaba presente
en mayor medida en la divulgación de contenidos. Esto dado que el racionalismo
no había triunfado como paradigma, y la ética seguía influyendo en los
incipientes medios de comunicación de ese tiempo. Por ello es que recién con el
paradigma positivista a mediados del siglo XX, en Europa que surge el género
informativo, que se despoja del juicio de valor para divulgar hechos. Los que
desde ese cambio de paradigma se vuelven más objetivos, cosa que se mantiene
históricamente como ideal del proyecto moderno.
¿Cómo
se manifiesta? Pues a través de las construcciones discursivas que procuran
mantener un grado de “neutralidad” sobre el hecho que se narra, al menos en un
primer enfrentamiento con los textos periodísticos. En otras palabras, el
periodismo informativo apela a la “objetividad” para fundar su credibilidad
antes las audiencias. Existe una convención social que condena el exceso de
subjetividad en la divulgación de informaciones, lo que convierte al texto en
una construcción más cercana a lo “irracional”,
por lo cual los medios de comunicación enfocados a la información, como
en este caso lo son El Mercurio y La República, apelan a esta objetividad para
validar ante la opinión pública los hechos que divulgan.
Este
discurso “objetivo”, heredero de una forma de pensamiento racionalista,
ilustrado, moderno y por lo tanto burgués, trasciende el tiempo se mantiene
hasta el día de hoy. Así pudimos ver en
esta investigación, en donde las subjetividades propias de los medios de
comunicación –definidas como línea editorial- quedan de manifiesto sólo al
hacer segundas lecturas, mas a primera vista están ocultas con una máscara de
objetividad, que les garantiza credibilidad y seriedad en el sistema de ideas
racionalista que se mantiene vigente. Se esconden subjetividades en las fórmulas
que detallamos en las matrices de análisis.
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