jueves, 22 de septiembre de 2011

CATFISH, realidades e irrealidades de Facebook

Por Enrique Segoviano

¿Hasta dónde se puede configurar nuestra identidad? ¿Hasta qué punto somos una construcción? ¿En qué medida somos personajes cuasi literarios y no personas de carne? ¿Cuándo traspasamos la tierra que somos, y nos sumergimos en el lodo de lo que proyectamos?

Quizás facebook, Flicker, twitter, tumblr y el ahora muy vintage fotolog han sido motores de un fenómeno propio de nuestro tiempo: la construcción de identidad a partir de íconos que andan por ahí sueltos. Características que creemos poder usar como nuestras, como si hubiera un arsenal de elementos que nos sirven para definirnos como personas en un mundo donde es fácil confundir nuestra identidad, una sociedad adolecente que vive los problemas de la no-identificación, del “consumo, luego existo”/ “consume, ergo sum” diría René DesWallmart y como propone Marcuse.

¿Quiénes somos, de dónde venimos, qué representamos?

Para entender cómo nos representamos y cómo nos damos a conocer, yo ocupo una idea tomada de MacLuhan y mezclada con varios pensadores del siglo XX que dice así: Nuestra mente toma pedacitos de la realidad para comprender lo que pasa. Por ejemplo, cuando vemos nuestro entorno no almacenamos todas las imágenes que llegan a nuestro cerebro, sino que guardamos sólo algunos elementos para poder hacer caber la información externa en nuestra mente.

Nos apropiamos del mundo que nos rodea archivando imágenes, sonidos, aromas, cuerpos, sensaciones. Nuestro entorno físico (ese universo al que nos enfrentamos a cada segundo), se puede meter en nuestra cabeza por fragmentos… esos pedacitos de recuerdos que aparecen como chispazos en nuestros sueños, y que se pueden expandir o contraer a nuestra voluntad.

Para compartir/comunicar los pedazos de universo que hemos capturado, transformamos esos trozos en códigos de signos. Estos códigos de signos son los que permiten reconstruir y entregar la realidad que percibimos para compartir. Por ejemplo: Vi una chirimoya tan grande como la cabeza de un bebé, llevo imágenes a tu mente, fantasmas visuales que iban transportados en palabras.

Ahora, sabiendo cómo armamos la realidad…

Maybe

Quizás te vea en un pub donde tocan Pearl Jam, me siente junto a ti y tu grupo de amigos/as que se toman una chela, prenda un cigarrillo y te cuente que salté en paracaídas sobre el centro de la Serena. Cosas que nunca pasaron pero que puedo controlar. Quizá te tenga de amigo/a en facebook, y te enteres de estas cosas en mis actualizaciones de estado del muro. Quizás me vea en el espejo todos los días y reciba una información visual que no me gusta, que me encuentre feo/a y deforme, y que lo niegue y me re-invente, con imágenes ajenas que me agradan, imágenes ajenas de las que me apropio, el universo que quiero y no poseo. Quizás todo lo que tenga que ver conmigo me desagrade. Quizás preferiría tener otra realidad que contar y no la penosa vida que llevo… o mejor aún, podría hasta construir una realidad alternativa,mucho más emocionante que la vida auto-flagelante que llevo escribiendo en mi pega de guardia de seguridad para una página de mierda que nadie lee, total ¿qué más da? No tengo nada que perder.

Mira…em…¿qué tal si omito unas cuantas cosas y me conquistas? ¿Qué tal si te conquisto? …mira que no hace falta que me base sólo en las palabras, tus ojos ven cautivados una imagen atractiva, ¿qué tal si esa imagen te atrae a más no poder? Una atracción que puedo desencadenar con twitpic, flickr, el avatar de msn, da lo mismo… No te estoy mintiendo, sino que estoy construyendo una realidad nueva ¿mitomanía? ¡No!, para nada, ¿es que acaso no saben que somos un producto de consumo? ¿Se te olvida que en la internet somos fantasmas alegóricos de nuestra realidad? ¿No saben que el perfil de Facebook es nuestra sombra en la caverna, nuestro muñeko vudú que queremos estimular, nuestra foto de catálogo para vendernos, para que nos compren, para que nos consuman, el envoltorio que esconde un dulce saturado en azúcar y químicos?

¡Hey! ¿Qué tal si te invito a soñar con que soy otro/a?. O mejor aún, ¿qué tal si...no te cuento que no soy quien crees, y te hago vivir la realidad como a mí me gustaría que fuera? No es un engaño, es un guiño de fantasía.Y tal vez te compres mi verdades/irreales (que construí, ojo, no son mentiras), y me das pega por ello en una red social, ¿y qué tal si haces un documental con eso y le pones Catfish? ¿Qué te parece?



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