Ahí es donde se gestan varias de sus ideas, allí es donde planean jaquear, allí es donde siembran sus proyectos y cultivan otra lucidez.
¿Qué te parece si tomo una, y si tomo las dos, si tomo las tres? Para cuando hayan acabado ya no habrá ninguna, solo estarán las de los márgenes.
Un reducto fortificado, un enclave de temer. Las peleas son por clanes, los sectores en disputa que pueden explotar en frentes distintos y de manera simultánea. Están los grandes, los mediasnos, los pequeños y todos sacan su tajada. No importa si los conoces, de todas formas ellos te conocen.
El macho alfa es el que domina la situación, la manada va siendo mandada por el poder jerárquico ganado a pulso por la familia. Los lazos sanguíneos son vinculantes, mas no excluyentes.
Cuando hay que matar se mata. Cuando hay que cortar, se corta. Cuando se golpea, se golpea con fuerza.
Cuando salen de los márgenes se meten en los centros. Cómo visten, cómo hablan. Uno siente la invasión de su espacio con su forma de comportarse, su cultura alterna tan disociada de la normal.
Sus pantalones, sus zapatillas, su temple altivo y sus ganas de tomar lo que te pertenece. Ahí están, bajaron los montañeses y vienen por lo que es tuyo, mío de todos. No les des la espalda, ni caigas en sus tetras, siempre reinventándose en las formas, mas en el fondo son los mismos.
Vienen por ti, no te dejes llevar. Te tomaron, te metieron a una furgoneta electrónica. Te pillaron, te hicieron mierda, los bolsillos vacíos y el tiempo, no lo puedes creer, ¡cómo chucha lo hicieron! Se robaron tu tiempo, el de tu hija, el de tu mujer.
Mejor te callas, mira que los marginales pueden volver a bajar y te van a llevar quizás con esas estafas que habilitan con otros marginales. Son pillos, más pillos que nosotros. Te ilusionan, te hacen creer cosas que no son reales. Cuando te das cuenta los marginales de cuello y corbata ya se han llevado mucho de ti.
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