sábado, 14 de mayo de 2011

Coca-Cola, esa leche negra del diablo verde.

La Coca-Cola ha entrado tan fuertemente en la cultura pop global que se ha convertido en materia de reflexión cotidiana en todo el mundo. En este sentido es que los efectos que produce esta oscura bebida gaseosa están llenos de mitos, por un lado están los dicen que cura el dolor de cabeza, al mismo tiempo están quienes hablan de el poder bronceador de la Coca-cola en el cuerpo, capaz de provocar un tono de solárium a quienes se atrevan a cometer esta pelotudez.

La faceta cancerígena de la Coca-cola es conocida por todos, ya sea a nivel de los efectos del ácido carbórico en nuestro estómago que se hace mierda con el PH ácido de la misma, o bien por el daño cutáneo de la gente que se la rocía en la piel para asolearse, para parecerse a Carla Zunino o Carla Ochoa.

Lo cierto es que los mitos de la coca cola abarcan desde su capacidad de deshacer dientes, como lo demostró un experimento de los cazadores de mitos, hasta la capacidad ser la bebida más consumida en el mundo por medio de estrategias de manipulación mental.

Existen demostraciones empíricas de que un trozo de carne animal depositado en un recipiente lleno de Coca-cola terminará disolviéndose a los pocos días. Situación demostrada en varios institutos veterinarios de nuestro país.

La fórmula secreta

La fórmula secreta de la coca-cola, guardada “celosamente” por la compañía, resurgió en la escena pública durante este verano luego de que se anunciara su descubrimiento. Hallazgo que fue desmentido categóricamente por la multinacional norteamericana.

Según una publicación de dudosa veracidad titulada: “El Libro de lo increíble” de autor anónimo, la fórmula de la Coca Cola es conocido sólo por dos personas, los cuales deben elegir a un “heredero” de su extrema confianza para portar el secreto una vez que ellos mueran.

Estas dos personas tienen prohibido realizar viajes en avión al mismo tiempo, para evitar la posibilidad de un accidente mortífero que involucre a ambos. Según conocedores del marketing, estos mitos han sido tejidos como estrategia publicitaria por la Coca-cola, pero hasta el momento nadie lo ha desmentido a ciencia cierta.

El poder de la Coca

La penetración de la marca Coca Cola en el mundo es de las más poderosas. Existen documentales conspirativos que hablan de los mensajes subliminales ocultos en las campañas publicitarias de Coca Cola, se hace mención de la existencia de un equipo de hipnotistas que trabaja secretamente en las filas de la transnacional y ni hablar de la adicción que generaría el componente de hoja de coca que contiene la gaseosa, y que sería la responsable de la adicción ansiosa que muchas personas sufren en el mundo con esta bebida.

En Chile aún se recuerda la ocasión en que Coca Cola company logró frenar la cobertura mediática de la huelga protagonizada por sus trabajadores el año 2008. La empresa lo logró con un método sencillo y matonezco, amenazó con quitar su publicidad a los medios que tocaran el tema.

Coca como Ícono

Aún recuerdo a un amigo mío que estaba haciéndose una ron cola medio doblao en la silla y se mandó estas frases mientras abría la Coca-Cola de 3 litros “Esa, esa weá es la leche negra del imperialismo yanqui”…y…“compañero, una coca cola es una bala en Nicaragua”. Sin dudas para los antiimperialistas esta bebida es material de webeo y crítica al nivel de lo simbólico desde los años 50’s hasta la actualidad.

Sin dudas el producto de consumo de la globalización desde que se acuñó el término por Marshall McLuhan en los 60’s. Este mismo autor canadiense en los años 50 hablaba de que la Coca Cola evocaba en su publicidad un sentimiento de “religión universal”, al poner mujeres venerables y bellas bebiendo coca cola junto a sus hijos, es decir que buscaban representar la iconografía más incrustada y cliché de la cultura judeo cristiana: la de la virgen María y su relación con el niño Jesús.

A nivel comercial la Coca-Cola representa el paradigma del “bien de consumo masivo exitoso”. Ya que logró imprimir su marca en el subconsciente mundial y entre otras notables cosas cambió de color a Santa Claus, quien según la tradición germánica era un cura Franciscano por lo tanto vivió con ropas cafés, sin embargo la coca cola le puso ropa roja.

Para algunos pensadores bohemios tan desconocidos como mi amigo Eduardo Campillay, la Coca-Cola adoptó la imagen de Carlos Marx para elaborar la imagen del viejito pascuero, y así despojarle de todo contenido político a la imagen de este pensador. Esta acción respondería a una maniobra estadounidense de la guerra semiótica (simbólica) contra el comunismo.

Sea como sea, a nivel cultural la Coca-cola seguirá representando el paradigma de la globalización y la añorada uniformidad de patrones de consumo en los estudios de mercado y marketing a nivel mundial.

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