El doctor Strokos
Nartirus inventó una máquina del tiempo el año 1971. En Chile.
Estaba en un instituto secreto de investigación en Valdivia, en la
Universidad Austral. Lo logró con burbujas energía cinética que
lograban curvar por instantes el universo. Esto por medio de un
émbolo en el que trabajó toda su vida. A estas burbujas las llamó
aneurismas universales. Sus burbujas de energía cinética capaces de
curvar el espacio generaban una trayectoria que él llamó la
vorágine del curso temporal.
Comprobó los logros de
su investigación y su máquina lanzando pequeños objeto al futuro.
Experimentos sencillos de los que no pudo hacer más de seis pruebas.
Por ejemplo lanzaba una manzana A en una burbuja de una hora y
quedaba en un punto X. Exactamente a la hora aparecía una
manzana B repitiendo la trayectoria de A y se duplicaba
la acción cayendo exactamente donde estaba la manzana A, es decir el punto X. Por
lo tanto el mismo fenómeno ocurría en dos instantes distintos en el
mismo Universo, pero en el mismo espacio. La máquina del doctor
Nartirus sólo podía lanzar objetos al futuro.
El problema que
representaba el hecho de viajar al pasado era que los procesos
físicos que determinan que un objeto exista no han ocurrido, por lo
que en lugar de replicarse el objeto podría anularse. Probablemente
por eso cuando lanzó un objeto al pasado, invirtiendo el émbolo de
burbujas universales, se echó a perder la máquina. Tardó un año y
medio en repararla. Cuando por fin lo logró estaba stressado y
tomaba pastillas mezcladas con alcohol para bajar sus niveles de
ansiedad.
Quizá eso lo hizo tomar
una idea extraña. Decidió viajar al pasado y contarse a sí mismo
cómo solucionó el problema del émbolo para que no ocurriera de
nuevo y así eliminar ese año de stress y ansiedad que lo tenían
casi en la ruina. Calibró el émbolo para poder armar una burbuja
universal de su tamaño, encendió los motores diesel de la máquina,
se bajó el voltaje en la Universidad Austral y en todo Valdivia. Se
tiró a la burbuja viajó al pasado y se anuló a sí mismo. Por eso
nunca nadie supo de su máquina, y todos se preguntaron siempre en
qué circunstancias desapareció el doctor Nartirus.
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