sábado, 14 de julio de 2012

La segunda ducha de ese día

Era la segunda ducha que se daba ese día. La primera fue en la mañana, cuando se levantó, prendió el calefón y tranquila sintió agua caliente y el vapor envolviéndola. Luego salió con su abrigo negro avanzando con pausa por Avenida Alemania para llegar al paradero. Llevaba audífonos, el pelo tomado y botas. Cuando miró la hora en el celular se le vino encima un camión de gas que bajaba a toda prisa. Atinó a cubrirse la cabeza y agacharse, los balones de gas saltaron del camión, así como el copiloto, que voló rompiendo el parabrisas con su cuerpo, cortándose, llenándola de sangre y vidrios. Por eso ahora estaba bañándose. Estuvo varias horas con sangre ajena regada por el cuerpo. Asco y susto, lástima y el peso de tener manchas de un muerto en la ropa.


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