viernes, 3 de septiembre de 2010

La vida, la muerte, el fin y el final



En Blade Runner nos enfrentamos a complejos cuestionamientos acerca del fin último de la humanidad, ¿Para qué estamos acá, para demonios qué vivimos?
Dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Harrison Ford, este film norteamericano recibió un duro trato por parte de la crítica especializada el año 1982 en su estreno, ya que se le consideró compleja en sus contenidos. Precisamente esta cualidad es la que paradójicamente terminó por convertirla en una película de culto. Ambientada en una futurista y decadente ciudad de Los Angeles California, es una precursora del génerocyberpunk en el cine, mostrándonos urbes hiper-tecnologizadas y con una bajísima calidad de vida.
Cuenta la historia de los replicantes y su rebelión. Los replicantes son seres surgidos de clonación genética, y han sido diseñados por la Tyrell Corporation para ofrecerlos como mano de obra barata en las colonias exteriores de la tierra. Estos seres clonados, están imposibilitados de tener recuerdos, y no logran desarrollar emociones. Los replicantes organizan una revuelta que termina en un grave motín tras el cual se les declara ilegales en la tierra. Es allí donde entran los Blade runner’s, una sección especial de la policía que se dedica a perseguirles.
John Deckard, un detective de los Blade runner es destinado al caso, y al poco tiempo de involucrado empieza a cuestionarse qué tan correcto sea combatir a los replicantes. Empieza a sentir empatía con ellos, sobre todo con Rachel que se enamora de él, pero el detective insiste en que solo es una ilusión; los replicantes no tienen sentimientos. Cuando debe asesinar replicantes subversivos y los ve morir, empieza cuestionarse qué tan humanos son, qué es lo que realmente los diferencia de las personas y no los deja de sentir empatía por ellos.
Por otro lado Roy, el líder de los replicantes y más perfecto entre ellos, encarna el clásico conflicto Padre-Hijo, Creador-Creado; es él quien se encarga de movilizar a los replicantes, armar los motines y armar la rebelión contra los humanos, contra su creador el doctor Tyrell, dueño de la Tyrell Corporation dedicada a producir replicantes en masa. El fin último de todo lo que Roy hizo, las matanzas de humanos y su desafío a la hegemonía humana, tenía una sola finalidad: encontrar respuestas, las respuestas que le pide a su creador. Roy le pide a Tyrell que le de las razones de por qué existe, por qué tiene que morir en tan poco tiempo, porqué los replicantes viven la mitad que un humano, siendo sienten de la misma manera. Su creador se queda sin respuestas, solo le dice que son una herramienta, que no los puede hacer vivir más, que su finalidad es solamente material, su existencia es efímera.
La idea central de Blade runner queda magistralmente plasmada en una frase que se convirtió en un clásico de la ciencia ficción, ocurre en el momento en que Deckard y Roy se enfrentan a muerte, “mis recuerdos y todos esos momentos se perderán cuando muera, como lágrimas en la lluvia”.

1 comentario:

Gabba dijo...

Me recordó a "un mundo feliz" de aldous huxley.
Me gustan esas historias que tratan el progreso con ironía, con mirada crítica; no sólo aceptando lo que se plantea, sino que sabiendo que siempre los "avances" deben ser cuestionados, observados por los que siempre terminan siendo los afectados. Porque el hilo siempre se corta por lo más delgado, y somos nosotros, los que no tenemos ningún poder político fuera de la opinión, los que debemos reclamar y pedir explicaciones a los que "crean" nuestra forma de vida. Claro, cada vez que se intente hacer algo de esa naturaleza seremos tildados de "revoltosos" (en el mejor de los casos), subversivos, terroristas (en el peor de los casos).

En fin, "el mundo fue y será una porquería, no?"

Saluditos!
muak! :*