miércoles, 24 de junio de 2009

Liberacióന avícola

Un joven de unos catorce años caminaba entre los Skater de la plaza de la Victoria, que es un centro social, escuchando Rammstein en su pendrive, vestía una polera verde y pantalones cortos, el día era caluroso así que la tenida de verano era su mejor opción para vestir. Se notaba que no tenía prisa, iba a encontrarse con su mejor amigo: irían al pool para hablar de todo y de nada. Sus pasos relajados atravesaban el vendaval de jóvenes en tablas rodadas que cruzaban a gran velocidad la superficie de la famosa plaza porteña.

Nada, ni siquiera un skater, habría hecho presentir a este adolescente de que su vida corría peligro en ese momento, pero así fue.

Un hombre vestido con pantalones de tela negro y una camisa blanca que tenía plumas de fantasía, salió corriendo desde catedral que se encuentra al frente de la concurrida plaza, con una bolsa de supermercado atestada de maíz y una botella llena de pegamento, dirigiéndose a toda velocidad hacía el inocente púber, quien al percatarse de que lo perseguían comenzó a correr, pero tropezó con un skater cayendo al piso, y volviéndose presa fácil del hombre con camisa blanca, quien sin perder la oportunidad lo roció con el pegamento que llevaba y le arrojó el maíz, mientras gritaba: “¡Liberación avícola! ¡Palomas al poder!”, entonces apareció una bandada de unas treinta palomas negras desde los árboles que devoraron el maíz y de paso al desgraciado joven porteño de polera verde.

Luego el hombre corrió hacia la plaza Simón Bolivar rodeado de las palomas acecinas, y junto a ellas se echó a volar con rumbo desconocido. Nunca más se supo de él, ni de las palomas carnívoras.